Aprovechando la soledad, padre se acuesta con su hija
Apolonia siempre había visto con buenos ojos a su papá, alto, fuerte, con decisión. Y ella decidió que cogérselo estaría bien, una noche en que ambos se quedaron solos, ella sedujo a su padre, lo llevó a la alcoba, le mostró su rico cuerpo y lo invitó a follar. Al principio su papá no sabía que hacer, pero cuando ella comenzó a mostrarle todos los placeres que le aguardaban, ya no se aguantó y comenzó a recorrer el cuerpo firme y joven de su hija, con esa piel morena tan deliciosa, con esos pechos jóvenes y firmes, sus nalguitas redondas y fuertes, listas para que al penetrar la concha hacer juego y excitar aún más. Él le comenzó a chupar la colita con ella acostada sobre su vientre, y en premio él podía lamerle la panocha mientras tenía una vista cercana de su hermoso trasero, y así la penetró en el coño, metió su hasta de carne en la jugosa y tierna carnita de su hija, la comenzó a penetrar con todas las ganas que recordó siempre tuvo de follar a su pequeña. Ella le decía: Sí papi, duro y hasta adentro, más duro, SÍ! La chorreo de semen cuando terminó, y ella ya se había venido como tres veces por el pollón que la había penetrado.