El diario de Apolonia Lapiedra se mete un dildo hasta mojarse la papaya
Para que los días de encierro no sean tan aburridos, Apolonia Lapiedra tiene la fórmula perfecta: una buena comida, y de postre, untarse cremita en la concha para que se la coman con gusto. Así, después de haber cocinado para su novio, ella se recostó en un sillón y se desnudó, luego se untó crema en la panocha para que él se la chupara con más ganas, le lamió toda la cremita y de esta forma la puso tan cachonda que rápidamente ella le regresó el favor mamando su verga, la temperatura subió de inmediato y al poco rato ya estaban cogiendo, el pito de su novio era del tamaño exacto y su panocha estaba ansiosa de ser penetrada, con cada metida ella gemía de placer y aprisionaba con su vagina la verga de él, lo apretaba y le daba también movimiento a la cogida, contorsionando su pelvis de forma natural cuando uno tiene sexo, pero con tanta fuerza y velocidad, que su novio ponía los ojitos en blanco, sentía la verga cada vez más parada, se la metía con más pasión y cada empujada era recibida con un apretón de pito, la explosión del géiser de semen la llenó de blanca y tibia lechita que succionó del pene hasta dejarlo seco.