Llamé a una puta asiática
Siempre quise follarme a una asiática, pero en mi país hay muy pocas. Hasta que encontré a una puta asiática que accedió a brindarme sus ricos servicios y dejar que le meta mi verga entera dentro de su coño asiático.
La cité al hotel donde me hospede y una vez que llegó se recostó en la cama y empecé a acariciar su bello y pequeño cuerpo asisto
Sus pequeñas redondas tetas combinaban perfecto con sus duros pezones marrones que moría por morderlos.
Su pequeño pero perfectamente culo redondo era una delicia donde moría por meterle de una vez toda mi verga.
Su panocha casi depilada era un manjar al sentir como se iba mojando cuando le pasaba los dedos y al pasarle la lengua se sentía como un dulce majar.
La asiática me sorprendió con una buena mamada de verga metiéndose toda mi pinga hasta el fondo de su garganta dejándomela totalmente dura y parada la verga que se la terminé metiendo hasta el fondo de su coño asiático sin piedad hasta correrme adentro de ella.