Perra rubia quiere comer verga negra
Eloisa trabajaba en una estética y suele tener toda clase de clientes, ella platica muchas cosas sin profundidad y sin sentido, porque la idea es charlar sin llegar a algo serio. En una ocasión estaba atendiendo a un cliente que era un enorme negro, y ella bromeando le dijo que si era cierto el cliché de que los negros tienen una verga enorme. Por respuesta, él le puso la mano de ella en su paquete y parecía que tenía una víbora enrollada en el entrepierna. Ella cerró su tienda y le sacó la polla del pantalón, realmente era enorme, ella se desnudó y sedujo a su cliente, dicho de otra forma, se dejó abrir de patas y penetrar por el pene más grande que hubiera cruzado por su vida, era tan grande que los labios de su vagina apenas alcanzaban a arropar todo el tronco del camote que la estaba penetrando, se la folló de varias formas y posiciones, de cucharita, de perrito, ella arriba, de ladito, pierna arriba, por atrás, cada empujón le sacaba un gemido de gusto y placer, para esto está hecho el cuerpo de una mujer pensaba, para soportar un pito de caballo y vivir para contarlo! La pobre estaba agitadísima, sus tetas le dolían de tanto haberse bamboleado en la cogida, al terminar él le abrió la boca para derramarle el semen en su boca y se esperó a que se los tragara, porque esa era su paga: una carga de lechita…