Se viene tan duro que se orina la joven
La soledad es mala compañera y da ocasión para hacerse pajera. Apolonia Lapiedra no puede dejar pasar ocasión de ejercer su sexualidad, y cuando está sola, se acompaña de su bien surtida colección de consoladores. Antes de metérselos por algún orificio, suele chuparlos para no perder práctica, y cual si fuera la polla de algún tipo bien dotado, chupa el instrumento tieso, y con esto lo lubrica. Luego se da masaje con los dedos en el clítoris, ocasionando una lluvia de fluidos que mojan su panocha. Entonces inserta el instrumento para semejar cuando una verga la penetra, entrando y saliendo, esto le provoca espasmos y que ella se mueva al ritmo de la cogida, no en vano le llaman la batidora humana, sus movimientos pélvicos pueden excitar al nivel de que sólo los fuertes le aguantan más de unos minutos por la exprimida que le da a las vergas, ocasionando una lluvia de semen o de repente que con un grito su pareja se corra fuera de ella y se desmaye. A veces se mete el consolador por el culo, porque no deja hoyo sin penetrar, pero ahora se excitó con tanto tino, que se corrió y hasta la pipí se le salió, con una lluvia de agua dorada.