Güerita destrampada se devora una tremenda y monstruosa verga negra
El albañil.
La casa más grande de la manzana era donde vivían las hermosas hermanas Díaz. Su familia se había regado por el mundo y ellas vivían solas, eran muy hermosas y tenían su vida hecha. Un día, decidieron hacer una mejora en la casa, y contrataron a un albañil de tipo afroamericano, alto, fornido y que todas las vecinas les recomendaron porque según ellas, siempre hacía bien su trabajo.
El primer día, cuando estaba derribando un muro, Alexa, la hermana mayor, descubrió los fuertes brazos del albañil, y cuando lo espió mientras él usaba el baño, vio su enorme miembro flácido, pero ancho y venoso. Le platicó a su hermana, y al día siguiente ambas espiaron a través de la ventana a su trabajador.
Esa misma tarde le invitaron a comer, y de postre le ofrecieron un pastelillo con somníferos. Entre las dos lo cargaron al cuarto de sus padres, donde estaba la cama matrimonial, lo desnudaron y comenzaron a jugar con su potente anatomía. Nunca habían visto una verga tan grande, gorda y cabezona, y cuando una de ellas comenzó a mamarla, el albañil despertó, al principio asustado, pero luego encantado con lo que estaba pasando.
Al rato estaba penetrando a Alexa, mientras chupaba la concha de María la hermana menor. Cogida, chupada, cogida, chupada, el ritmo era delicioso y luego las fue poniendo en cuatro por turnos, se las metió por la concha, en la boca, por el culo, su vergota daba para eso y más, las penetraba y les dejaba más ancha la raja, y el culo de agujero de golf, porque donde ponía la verga, dejaba hoyo ancho.
Al final se dejó mamar por turnos, hasta que las mojó con su leche y cayó de espaldas, mientras les decía que de todas formas les iba a cobrar…