hermanos se embriagan y follan sin remordimientos
Una noche de sexo después de una buena fiesta suele ser un final feliz. Así que esta es una historia feliz: una pareja llegó al hotel después de haber bailado y tomado algunos cocteles, su alegría podría parecer perfecta pero les faltaba algo: follar. Ella se desnudó para excitar a su pareja, él la acariciaba conforme ella se quitaba la ropa, le acarició los pechos, las gordas y bellas piernas, las nalgas que nomás de verlas daban ganas de coger y le acarició el coño, que ella llevaba rasuradito para darle buena apariencia. Ella agradeció las caricias chupando el pene de su novio, lo tomó en sus manos y se lo llevó a la boca, sus mamadas lo pusieron al cien y pronto la abrió de patas para meterle el fierro en su rajita, la tipa se retorcía de gusto con cada estocada, su coño apretaba muy rico, además de que sus tetas ayudaban a la excitación, él se la metía hasta el fondo y luego la bombeaba muy duro, taladrando sus entrañas y haciéndola venir en cuestión de minutos, él por su parte gozaba como enano en circo el estar cogiendo a su novia, ella siempre le gustó y como era bien puta, hacía todo lo que él le pedía, ya le había entregado la virginidad anal y si él se lo pedía lo volvería a hacer. Él se vino dentro de ella y para variar, se pusieron a tomar más alcohol…