El chofer del uber me pone cachonda, así que me lo follo
Las colombianas son las mujeres más calientes del mundo, tal vez la cercanía con el trópico las hace precoces, y la genética muy buenas, porque sus cuerpos torneados y de grácil figura atraen a los hombres apenas entran en funciones nuestras partes viriles… y aún antes. Martina era mi vecinita, con quien iba a la escuela y a jugar al parque, con quien tuve mi primer accidente y también mi primera vez.Ella era una adolescente cuando una vez fuimos de picnic, y nos separamos del grupo para ir a buscar leña. Pero ella lo que encontró fue mi leño, se hizo como que se había tropezado, y se quejó de una torcedura de pie, se quitó el pantalón que para la revisara en realidad lo que quería era acercar mi rostro a su sexo. Hizo a un lado la tanguita y maravillado la veía, babeando de gusto cuando ella me agarró con sus brazos y me acercó a sus húmedos labios.Sin decir nada comencé a lamerla, a gozar de su rica conchita, y mientras ella gozaba, mi pene se endurecía cada vez más, entonces ella se puso de pie, me ayudó a desvestirme y me lamió la verga desde los huevos hasta la cabecita, luego sentía que se la tragaba toda y no me la regresaba, porque le entraba hasta lo profundo de la garganta. La puse en cuatro y me la cogí durísimo, hasta se me olvidó que estábamos en campo abierto. Luego ella se me subió mientras yo me acosté boca arriba, y le daba brincos cogelones a mi verga.Sus tetas brincaban de arriba a abajo y luego yo se las acariciaba y luego se las chupaba, para gozar más aún. Cuando se la saqué, para no venirme dentro, ella se avalanzó encima y me sacó toda la lechita con unas chupadas excelentes. Cuando regresamos, ya habían traído leña.